viernes, 11 de noviembre de 2011

Soy así. ¿Qué remedio hay? No. Ninguno. No lo hay. Por suerte o por desgracia, yo no elegí esta vida, yo no elegí cómo y dónde nacer. Pero, sí elegí cómo ser yo misma. Soy una chica alocada, quizá demasiado posesiva, quizá demasiado nerviosa, quizá demasiado maniática con mis cosas, pero soy así. Una chica que ríe con cualquier cosa, a la que le sale la risa tonta sin demasiadas complicaciones, la que llora con cualquier gilipollez, la que se preocupa con demasiado poco y la que se alegra también con demasiado poco. La que tiene días en los que parece que el mismo Sol le sonríe, y otros en los que desearía no haber nacido jamás. La que disfruta escuchando música. La hace el tonto hasta el amanecer, la que se enamora de unos ojos bonitos y la que se entrega por completo cuando lo hace. La que tiene una mala hostia que lo flipas, la que se le cruzan los cables con la persona que no debe, y la que deja pasar demasiadas cosas a aquella persona a la que odia. La que lo paga con quien no debería, la que es capaz de aprenderse mil canciones de memoria y no saberse ni cómo empieza la puta tabla periódica. La que contesta sin pensar, la que se la suda lo que digan de ella, la que vive cada momento, cada segundo, la que llora sin consuelo, la que ríe sin ganas y la que ama de todo corazón.

No soy ninguna barbie, ni una copia barata, pero tampoco pretendo serlo.

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